Científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés) están congelando espermatozoides de la rana dorada en otro esfuerzo por evitar la extinción de este anfibio símbolo nacional de Panamá, que está seriamente amenazado por el mortífero hongo quítrido.
Este programa forma parte del Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá, que busca conservar las especies de ranas en peligro de desaparición, entre ellas la Atelopus zeteki, caracterizada por su pequeño cuerpo dorado con machas negras y que no se ha vuelto a ver en estado salvaje desde hace una década.
Durante una visita al centro del STRI donde se desarrolla el proyecto de rescate, una instalación situada en Gamboa, una selva tropical aledaña a la capital panameña, la encargada del área de crioconservación, la doctora Gina Della Togna, explico a Efe el delicado proceso para congelar los espermatozoides.
"Para llegar a poner el esperma a temperaturas muy bajas primero hay que colectarlo, y para esto hay que tener un protocolo hormonal. Luego hay que ver cómo aumenta la cantidad de supervivencia tras el congelamiento, ya que este proceso mata al 50% de una muestra de un millón de individuos", dijo la investigadora asociada del Smithsonian.
Solo se han podido congelar espermatozoides, pues los huevos y embriones tienen "un alto contenido de agua y es muy difícil que puedan hacer su efecto las sustancias que tienen agentes crioprotectores", que son las que provocan que se forme hielo, explicó Togna.
El Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá (PARC, por sus siglas en inglés) estudia a la rana dorada (Atelopus zeteki), rana arlequín de Cerro Sapo (Atelopus certus), Serrania de Pirre (Atelopus glyphus) y la rana variable (Atelopus varius).
El Smithsonian explicó que el PARC de Panamá llevó a un número de individuos al centro de cría entre el 2008 y el 2010, mientras el hongo quítrido, que afecta la piel de los anfibios, arrasaba con su hábitat.
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Batrachochytrium dendrobatidis es el nombre del hongo causante de la enfermedad que afecta ya a más de 700 especies de anfibios y ha provocado el declive de poblaciones en todo el mundo, así como la extinción de casi 200 especies.
A través de la reproducción en cautiverio y la creación de poblaciones estables, se minimiza el riesgo de extinción de las especies en peligro y se generan oportunidades para hacer investigación sobre amenazas que enfrentan estos anfibios, dijo el STRI.
En ese contexto, el director nacional del proyecto, Roberto Ibáñez, dijo a Efe que han descubierto que algunas poblaciones de anfibios son resistentes al hongo quítrido. Eso podría conducir a que se críen ranas a las que se les aumenten las secreciones antifúngicas en la piel para introducirlas en hábitats donde existe el hongo.
Y es que uno de los objetivos principales del proyecto es reintroducir las especies estudiadas en su hábitat natural y conseguir que Panamá vuelva a tener en la naturaleza a la rana dorada, incluida en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Hasta ahora no se ha conseguido hacer liberaciones, sino tres ensayos de prueba, en los que se observa la adaptación de la rana a través del monitoreo con miniantenas enganchadas al cuerpo del anfibio. Gracias a ello se demostró que toleran mejor la infección en condiciones cálidas y secas que en climas templados.
En el año 2018, medio millar de ranas arlequín -uno de los parientes más cercanos de la dorada- fueron liberadas en una zona de la costa caribeña de Panamá. La lluvia entorpeció el trabajo de los investigadores, pues la cantidad de humedad produjo que se dispersasen.
El hongo Batrachochytrium dendrobatidis se mueve a través del agua y llegó a Panamá a principios de la década de 1990 gracias a la intervención "indirecta" del ser humano, según las investigaciones del proyecto.
"El hongo se ha ido moviendo desde el oeste hacia el este de Panamá y en 2014 ya llegó a Darién, la selva fronteriza con Colombia", dijo a Efe el doctor Ibáñez.
Pero la desaparición de la rana dorada de su hábitat natural no solo fue provocada con el hongo, que avanza a una velocidad de aproximadamente 19 millas por año. También han influido el desarrollo urbanístico, la agricultura y hasta la comercialización del anfibio como mascota.
Con la crioconservación y la modificación de la piel de las ranas con antifúngidos, el doctor Ibáñez espera que la rana dorada supere esta etapa y no le suceda lo mismo que a la rana arlequín de Chiriquí, un anfibio "de color azul celeste" común en la zona norte de Panamá que no se ha vuelto a ver desde 1996.
Solo en Panamá existen 220 especies de ranas, de las cuales cerca de un 30% están "bajo amenaza" por culpa del hongo. Es mas, cuando llega a un lugar puede acabar con la mitad de las especies y reducir la abundancia de las "supervivientes" a un 20%.