Una abogada de Miami pudo transformar la vida de un hombre que pasó 32 años tras las rejas por un delito que no cometió y aseguró que su propia vida también se transformó en el proceso.
Thomas Raynard James había estado en prisión 30 años cuando Natlie Figgers, una abogada con solo dos años de graduada de la facultad de Derecho, fue abordada por amigos suyos que estaban recaudando dinero para su defensa en 2020. Había estado proclamando su inocencia durante toda su vida por una sentencia de asesinato.
Figgers, de 32 años, era empática pero aprensiva: era abogada de lesiones personales y comerciales. El caso de James requería un abogado penalista. Pero Figgers se enteró de que nadie aceptaría su caso. Los pocos abogados que estaban interesados aún requerían honorarios que los hacían inaccesibles para James, conocido como "Jay" entre sus amigos.
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La abogada revisó incisivamente las evidencias y testigos del caso para recopilar información que llevara a la liberación de James. El caso le interesó tanto que insistió en que “no pude parar hasta que él estuvo fuera”.
Prácticamente, no había evidencia de que James había cometido el delito. Los oficiales se basaron en el testimoni de Dorothy Wilson, la hijastra del asesinado, quien presenció los hechos e identifico al hombre como el autor del crimen.
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